Permitido equivocarse

Al hilo de entradas anteriores, retomamos la idea de la importancia del aprendizaje a través del error.


Nuestra mente está diseñada para aprender empíricamente a través del ensayo/error, es decir, intentamos llevar a cabo con éxito una acción y, al equivocarnos, volvemos al punto de partida reformulando los procesos y variando perspectivas y modos de acción.

El psicólogo y pedagogo estadounidense Edward Lee Thorndike, uno de los primeros estudiosos de la teoría del aprendizaje, apuntó: “Los seres humanos están acostumbrados a pensar en la inteligencia como el poder de disponer y controlar las ideas y de la capacidad de aprender como sinónimo de capacidad de tener ideas. Pero aprender por tener ideas es, realmente, uno de los eventos más raros y aislados en la naturaleza”

Es decir, no aprendemos inducidos por ideas originales o alumbradoras sino que, al equivocarnos, constantemente buscamos nuevas vías para obtener el éxito. Pensemos en los niños…¿cuántas veces caen al suelo hasta encontrar el equilibrio y comenzar a caminar de forma estable?

Tradicionalmente, el error ha sido denostado y minusvalorado. Se premia el acierto y el error se convierte en fracaso. La dualidad éxito/fracaso nos impide aprender de las equivocaciones, desperdiciando el valor de la experiencia adquirida a través de él

Así, el miedo a cometer errores, en muchas ocasiones, nos paraliza y supone la principal barrera para progresar y desarrollarnos.

Cada uno de nosotros, tanto en el ámbito personal como en el profesional, cometemos equivocaciones con frecuencia. ¿Por qué no cambiar la perspectiva, aprender de ello y asumir la oportunidad de cambio y mejora?

Permitámonos evolucionar, demos la vuelta a la moneda y otorguemos a la equivocación una connotación positiva; la posibilidad de enseñanza, mejora y progreso.
 
 
Dediquemos un momento a reflexionar sobre las siguientes cuestiones:
  • ¿Dónde considero que he fallado?
  • ¿Volví a intentarlo o el miedo al fracaso me paralizó?
  • ¿Qué aprendí del error?
  • ¿Cómo voy a redefinir mis estrategias?
  • Me equivoqué en…por tanto, en la próxima ocasión, intentaré….
  • Asumiré el riesgo, aprenderé del error y, ¿qué nuevas acciones emprenderé?

No dejemos que el miedo al fracaso nos paralice porque, con ello, no avanzaremos hacia la meta.


Durante el camino, aprendamos de cada uno de nuestros fracasos. Recordemos que cada una de las piedras que nos hagan tropezar nos enseñará una valiosa lección.

Edison, inventor de la bombilla, dijo “no he fallado 5.000 veces sino que he encontrado 5.000 maneras diferentes de no hacer una bombilla incandescente, y cada una de ellas es un pequeño paso hacia adelante”.

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